Residencia Artística | XI Edición | Arianna Montoya
Durante su residencia en el Hotel Belmar, la artista visual Arianna Montoya creó una serie de obras que exploran la memoria femenina rural de Monteverde a través del color, el movimiento y la empatía. Inspirada por relatos de mujeres locales y por su propio vínculo emocional con la región, Arianna tradujo historias orales en composiciones vibrantes que celebran la resiliencia, la nostalgia y la transformación.

Residencia Artística | Arianna Montoya
Palíndromo en presencia
Arianna Montoya abraza la pintura al óleo como un diálogo perpetuo entre el movimiento y la memoria, aplicando capas de pigmento para explorar la complejidad, la profundidad y la emoción. Describe su proceso como tanto intuitivo como arquitectónico, en el que cada pincelada se apoya en la anterior en busca de resonancia. Durante su residencia en el Hotel Belmar, esta filosofía tomó una dimensión especular: mientras construía imágenes mediante el color y la forma, también descubría significados a través del contacto humano. El resultado fue un palíndromo de capas—uno formado por la pintura, otro por la presencia—que refleja su creencia de que crear y descubrir son reflejos de un mismo acto artístico.
Como preadolescente, Ariana visitó Monteverde por primera vez, tras el divorcio de sus padres, traída por su progenitor como un escape a un destino compartido de aventura y magia. Remoto y de una belleza sobrecogedora, Monteverde se convirtió en un refugio de paz y alegría donde la emoción y la naturaleza se entrelazaron. Más de una década después, Ariana regresa no como visitante, sino como artista, poco antes de partir hacia Londres para iniciar sus estudios formales en Bellas Artes. Una vez más, se encuentra en un momento de transición vital: la bruma de Monteverde dará paso a la neblina londinense, los senderos del bosque cederán a calles citadinas y el ritmo espontáneo del arte autodidacta se fundirá con estructuras académicas.
En su práctica pictórica, Arianna investiga la percepción, la memoria y las inevitables distorsiones que el tiempo y la emoción despiertan. El color ocupa un papel central: es audaz, lúdico e inesperado, mientras que la superposición de trazos se mantiene intencional y reflexiva. A través de este enfoque, desafía a explorar las líneas borrosas entre el recuerdo y la reinterpretación.
Durante sus tres semanas de residencia, Arianna encontró una joya inesperada: Historias de Monteverde en voces de sus abuelas costarricenses, un libro que recopila la narrativa oral de veinte mujeres que vivieron en Monteverde durante sus años más aislados, mucho antes de convertirse en un destino turístico mundialmente reconocido. Voces moldeadas por la adversidad, la creatividad, la sororidad y una profunda conexión con el mundo natural. A través de las páginas y de encuentros personales, Arianna se empapó de recuerdos ajenos. Nombres como Patricia, Adelia, Engracia y Xenia emergieron en relatos de bailes a la luz de la luna, lavar ropa en quebradas cristalinas, crianza de hijos y hasta el silencioso triunfo de poder comprar un primer par de zapatos.
Arianna se dio la tarea de traducir esas historias en imágenes vibrantes y abstractas, filtrando la memoria a través de la empatía, el color y el movimiento. Una pieza en particular sobresale como ejemplo, mostrando a un grupo de niñas nadando en un lago, pintadas en un naranja neón imposible, con reflejos de oro que tildan el agua. La composición, un guiño intencional al emblemático y extinto sapo dorado de Monteverde. En esa convergencia, las conexiones se tornan luminosas: los pasados de estas mujeres, la memoria de una especie desaparecida y la necesidad colectiva de honrar lo que aún permanece. La obra celebra y advierte en un mismo gesto.
Otra obra destacada, que permanecerá expuesta en el Hotel Belmar, muestra a una joven encaramada entre las ramas de un árbol. Su postura es suave y resignada, casi pasiva, pero el acto implícito de trepar encierra una sutil rebeldía. Sugiere una esperanza callada dentro de una vida marcada por la restricción. La pintura se inspira directamente en el testimonio “Lo acepté nada más”, donde una mujer recuerda una infancia definida por el silencio y la inmovilidad impuesta—un entorno en el que a las hermanas no se les permitía salir de la propiedad, la libertad era un concepto ajeno y la única salida posible era el matrimonio. Arianna retrata este paisaje emocional con empatía y delicadeza, capturando el peso de una vida enmarcada por la resignación exigida. Aunque no es un autorretrato en lo formal, la obra lo es en espíritu: una reflexión sobre la profunda compenetración de Arianna con la memoria, su cuestionamiento de los límites que condicionan la experiencia femenina, y una mirada introspectiva hacia el poder transformador de los pequeños y silenciosos actos de rebeldía.
La residencia artística de Arianna culmina en un nuevo cuerpo de trabajo que refracta el tiempo, la comunidad y el color a través de la mirada de una artista al borde de su transformación—una oda a la memoria en movimiento.

PALABRAS DE LA ARTISTA
Estas tres semanas en Monteverde me ofrecieron más que un majestuoso telón de fondo; me revelaron capas de inspiración inesperadas, que van mucho más allá de la naturaleza como simple escenario. Me conmovieron profundamente las historias de mujeres admirables cuyas vidas han dejado una huella imborrable en esta región. Sus voces han expandido mi lenguaje visual y sin duda influenciarán la manera en que expreso mi identidad—como mujer y como costarricense.
Esta experiencia despertó en mí una ternura nostálgica por momentos que nunca viví, pero que ahora siento grabados en la memoria. Llegué con la intención de crear obras inspiradas en la naturaleza, y me encontré con un significado más profundo en la resiliencia y la fuerza silenciosa de las mujeres rurales de Monteverde. Me voy inspirada, ilusionada y profundamente agradecida.
SEMBLANZA DE LA ARTISTA
De cuna costarricense, Arianna Montoya es una joven artista visual cuyo trabajo explora la fusión fluida entre la memoria y la percepción a través de capas de color y distorsión. Su formación académica y experiencia temprana en publicidad y comunicación han estado siempre acompañadas por una dedicación constante al arte. Un momento clave en su formación artística fue haber estudiado, durante su adolescencia, con el fallecido Joaquín Rodríguez del Paso, figura fundamental del arte contemporáneo en Costa Rica, reconocido por su profundidad conceptual y su práctica multidisciplinaria. Su influencia se percibe en la sensibilidad de Arianna hacia la atmósfera, la estructura y su apertura a la experimentación.
En resumen, el enfoque pictórico de Arianna, intuitivo y deliberado, fusiona el instinto emocional con una intención compositiva precisa, evocando experiencias tanto personales como colectivas a través de combinaciones cromáticas inesperadas y recursos visuales que invitan a la reinterpretación. Mientras se prepara para iniciar sus estudios formales en Bellas Artes en Londres, su cuerpo de trabajo en evolución refleja un compromiso profundo con la narración, la nostalgia y la naturaleza cambiante del recuerdo.
Para conocer más sobre Arianna: INSTAGRAM: @arimontoya
Para más información sobre el Programa Cultural de Hotel Belmar: cultura@hotelbelmar.net
